¿Sabes? Yo siempre había tenido dos ideas clave en mi cabeza. Dos, que realmente pensaba que perdurarían hasta el resto de mis días. Esto es así por que son mis auto ayudas, las dos que llevo siempre conmigo, que nunca se me olvidan, que son mis mejores aliadas y, lo mas importante, que siempre te conducen por el camino correcto. Sin desviarse.
Recuerdo que la primera, era aquel refrán que mi padre tanto me repetía: "Hija, no es oro todo lo que reluce" Lo cual a mi me daba que pensar. ¿Qué querría decir con esa frase tan amiga suya? ¿Que no debía fiarme de ellos? Pero, ¿Quiénes eran ellos en cada momento? Hasta que encontré la que yo pensaba que era la gran solución: La gente no es siempre como parece. Por que muchas veces puede parecer que es el ser mas maravilloso del mundo, el que en realidad es el mas miserable.
Pero la segunda gran lección, que no quiere decir que sea menos importante que la anterior, es la que me solía decir mi madre. Parecía como si mis padres se pusieran de acuerdo para hacerme abrir los ojos. Y lo consiguieron, fíjate que si lo consiguieron. La aliada de mi madre era: "Cuando una puerta se cierra, otra se abre". Esta frase es sencillamente alucinante, tanto como la anterior. Ésta me hizo pensar y, que aparecieran aquellas preguntas que siempre surgían solas, ¿La vida siempre te ofrece una segunda oportunidad?, ¿A todo el mundo se le abre esa "segunda puerta" o solo al que se lo "merezca" ?, ¿Cómo sabes si te lo mereces? Hasta que, como bien suele pasar, encontré la solución cuando menos la buscaba: Cuando ves que tienes una mala racha, que nada puede ir peor, ves que ahí esta la puerta que te lleva hacia un camino mejor, un camino que te llevará hacia acontecimientos muchísimo mas agradables. Esa puerta que será tu salvación. Siempre, cuando tienes detrás una puerta cerrada, delante hay una abierta. Y así, he aprendido a aprovecharla, es lo mejor, sin duda.
Y todavía espero que llegue el día en que verdaderamente conozca su significado. Su verdadero significado en mi vida.
